La densitometría ósea sirve para medir la densidad de calcio existente en nuestros huesos, por lo que suele utilizarse para el diagnóstico de la osteoporosis.
La osteoporosis es la disminución de densidad mineral en el hueso (calcio y colágeno) por causa de algún desequilibrio. Se podría decir que se destruye más tejido óseo del que nuestro organismo es capaz de fabricar. Eso produce que los huesos se vuelvan porosos, delgados y frágiles, aumentando el riesgo de fracturas.
Con la densitometría ósea se puede detectar y determinar el grado de osteoporosis del paciente y evaluar el riesgo de sufrir fracturas óseas. Además, es una prueba que se utiliza para evaluar la respuesta al tratamiento que ofrece un paciente con esta afección.
Esta prueba también está indicada para personas que han sufrido fracturas como consecuencia de su fragilidad ósea y para personas con antecedentes familiares de osteoporosis, que sean delgadas, de estatura elevada y fumadoras.
También se realiza esta prueba diagnóstica a mujeres menopáusicas que no estén recibiendo terapia de reemplazo hormonal (estrógenos) y a personas que sigue tratamientos que favorezcan la pérdida mineral de hueso o que tengan enfermedades que disminuyan la absorción de calcio (como insuficiencia renal o raquitismo, por ejemplo).
La densitometría ósea se realiza con un aparato especial que mide la pérdida de masa ósea del paciente. Para ello, utiliza una técnica mejorada de rayos X con las que se captan imágenes del interior del cuerpo, normalmente de la zona de la cadera o las vértebras inferiores de la columna vertebral